Érase un hombre que carecía de personalidad, y un buen día de una bella dama se tuvo que enamorar.
Largas solía darle sin pensar, esquiva, inalcanzable y altiva se hacía de rogar. Romper su corazón gustaba sin piedad, con humillaciones, prohibiciones y burlas sin cesar.
Largas solía darle sin pensar, esquiva, inalcanzable y altiva se hacía de rogar. Romper su corazón gustaba sin piedad, con humillaciones, prohibiciones y burlas sin cesar.
Otro buen día, el chico de sufrir se hubo de cansar, pues de la primera cortesana que vio, debióse prendar.
Celosa, sorprendida y furiosa, la primera dama exigía lealtad. Por el caballero triste y enamorado dejarse quería conquistar.
Celosa, sorprendida y furiosa, la primera dama exigía lealtad. Por el caballero triste y enamorado dejarse quería conquistar.
Sin miramientos, vióse cegada por pensamientos de vengativa crueldad. Dolor deseaba contemplar, sangre necesitaba derramar. Sádicamente una sonrisa se dignó a mostrar, y con un cuchillo afilado, la garganta del joven se dispuso a cortar.
De caliente sangre se acabó por impregnar. Besó sus muertos labios, saboreando la maldad. ''Si no soy tuya, nadie lo será''. Resopló la viuda negra, al finalizar.
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